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Nuevas Maternidades para el día de la madre

Nuevas maternidades

En estos días en los que se celebra el día de la madre y en los que nuestra labor se hace visible, reconocida y valorada por el mundo de afuera (la sociedad), me gustaría señalar la importancia que tiene que este reconocimiento nos lo demos el resto del año a nosotras mismas. Recordar ofrecernos las palabras dulces, el cariño y los pequeños detalles con la misma compasión y devoción con la que cuidamos de nuestros hijos.

Por eso recupero hoy un texto titulado ‘Nuevas Maternidades’, para romper un poco con este día tan ‘ideal’ y bajar la maternidad al mundo real. Está escrito por Elena Plaes, colaboradora habitual de este blog. Os dejo con él.

Nuevas Maternidades. Por Elena Platillero

“La maternidad en el siglo XXI es difícil, muy difícil. Nuestra identidad como madres en la sociedad actual está constantemente condicionada. Vivimos cuestionadas por la familia, la pareja, el entorno laboral, los amigos, el sistema médico, el político, la Iglesia, la televisión y un larguísmo etc.

Nuestro rol como mujer-madre está bajo una supervisión constante. Nacemos mujeres, crecemos, y en algún momento de nuestras vidas nos planteamos ser madres, o no: ¿Quiero serlo? ¿Cuándo? ¿Me juzgarán? ¿Seré demasiado joven o demasiado mayor? ¿Podré hacerlo sola?

El deseo de la maternidad por la maternidad ha sido relegado a un tercer o cuarto puesto, incluso puede que más allá, en la larga lista de preguntas que nos hacemos ante este acontecimiento.

Ante esta soledad y falta de apoyo, las nuevas tecnologías y redes sociales ofrecen soporte. Los grupos de Facebook, Whatssap, blogs o webs sobre maternidad son información e intercambio de ideas y experiencias que vuelven a dotar a la mujer de aquella sabiduría heredada durante generaciones y que nos robaron en algún momento de los últimos cincuenta años.

Cincuenta años de medicalización del parto, de desinformación y alienación de la energía femenina en pos de su emancipación/realización dentro del sistema laboral patriarcal… Todo ésto provoca que las nuevas madres se planteen “nuevas maternidades”, intentando cambiar patrones heredados, cosa que a su vez crea conflictos internos, dudas y vacíos existenciales.

Estos nuevos círculos de mujeres cubren esos vacíos, aunque en cierta manera lo único que hacen es validar las propias intenciones de las madres y conseguir hacernos sentir menos solas en este viaje sin retorno que es la maternidad.

Las nuevas maternidades son una lucha constante entre la herencia cognitiva, la historia y las nuevas investigaciones. Es una auténtica “guerra de madres”: ¿colecho sí o no? ¿ mochila, carrito, foulard? ¿daré el pecho, o el biberón, ambas, de qué manera? ¿tendré un parto en casa o en el hospital? ¿alimentaré a mi hijo con papillas o utilizaré otro método?

El verdadero problema no son las múltiples opciones de las que dispone una madre hoy en día a la hora de plantearse su camino en este trance vital, sino los juicios, fáciles y gratuitos, externos e internos (¡ay, los internos!) repetidos como un mantra a lo largo de su infancia y adolescencia y que ahora, en plena madurez femenina, resuenan más fuerte que nunca, y la invalidan y niegan su capacidad y libertad de decisión.

Si obviamente partimos de la base del amor como motor de creación de una nueva criatura para éste, nuestro mundo, (esta premisa es importante: ser conscientes de que damos un hijo al universo y no a nosotras mismas, nos evitará muchos problemas en la crianza ya que les reconoceremos como seres libres desde el minuto cero después de ser concebidos y aceptados), si la base del amor está ahí, todas las opciones de crianza son buenas ya que el respeto hacia esa nueva vida será la que mueva a esa nueva madre que también está por llegar.

La maternidad es arrasadora, pero más fuerte aún es el amor de una madre por su hijo, si ese amor está presente, si la maternidad es llevada a cabo por el puro placer de la maternidad en sí misma, si te tomas el tiempo y el espacio como mujer y como madre para escucharte y escuchar las necesidades de tu hijo, sabrás lo que debes hacer. Lo sabrás por el simple hecho que lleva dentro de ti no generaciones, sino desde el principio de la creación.

Para poder llegar a este autoconocimiento, la mujer-madre debe reconocer su animalidad, afirmarla en su esencia y dejar que ésta le ayude durante el embarazo, para conectar con el bebé, durante el parto, para aceptar el trance y dolor como parte del ritual de paso, y en la crianza para reconocer su instinto.

La maternidad tiene momentos de felicidad absoluta, felicidad acompañada inevitablemente de dolor y sufrimiento y aprender a gestionar esos momentos es la mejor herramienta para conocernos a nosotras mismas.

¿Y cómo aprendemos a gestionarlos? Escuchando, observando, decidiendo por una misma, empoderándose, compartiendo y sobre todo dejándose acompañar, ya que como dice el conocido proverbio africano “para criar a un niño hace falta una tribu entera”. Todo esto para validarnos como mujeres, como madres capacitadas y capaces de continuar hacia adelante con estas nuestras nuevas maternidades.

Nosotras somos quienes tenemos la llave para darnos cuenta de nuestras pulsiones primarias, nosotras podemos llegar a la sabiduría ancestral para reconocer aquello que nos es válido o reprimible de esta nuestra lucha eterna entre la consciencia humana y el instinto animal.

La maternidad es una cuestión de sexo, no de género, y como tal se ve sometida por el sistema patriarcal. Parir y amamantar son decisiones que la mujer toma sobre su propia sexualidad y sólo ella tiene el pleno y libre poder de elección. “

Elena Platillero,
Soy Elena, mujer, doble madre, escritora, maquilladora y doula.
www.elenaplaes.com

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