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Hijo mío eres bienvenido

¿Cómo cambiaría la vida de los seres humanos si fueramos recibidos con estas palabras?


Hijo, hija mía,

Eres bienvenid@,

Eres importante,

Eres únic@,

Eres especial,

Tienes valor,

Tienes mucho que ofrecer al mundo.

La Flor más bella

¿Puede haber una flor más hermosa que la vagina cuando florece para dar su fruto?

Las emociones son como las contracciones del parto…

 

Las emociones son como las contracciones del parto…
Como olas que llegan… te atrapan con su energía que va en aumento hasta llegar a un punto álgido… y si las dejas que sigan su ritmo, van descendiendo  hasta desaparecer…
Ambas son solamente energía que podemos acompañar con la respiración para transitar y transmutar…
Y esa energía también la podemos estancar con nuestro pensamiento, entonces se convierte en dolor….
Ambas fluyen cuando nos abrimos, las acogemos, las aceptamos, nos abandonamos y vamos a favor de ellas..
y se estancan cuando nos cerramos, las reprimimos, las rechazamos y queremos que desaparezcan.
Ambas tienen un aspecto agradable, en las emociones lo representa la alegría, en la contracción, el acercamiento a la llegada de nuestro hijo…
Y otro aspecto que no nos agrada tanto, como la tristeza o la rabia en el mundo emocional, y la intensidad de la sensación corporal (lo que comúnmente llamamos dolor) de la contracción.
Ambas cambian en función de nuestra postura corporal.  Es imposible estar triste cuando levantas tus brazos hacia el cielo de la misma manera que la intensidad corporal de la contracción disminuye si estás en movimiento.
Ambas son un cóctel de hormonas segregadas a nuestro torrente sanguíneo.
Ambas son un camino de autoconocimiento, nos llevan la mirada hacia dentro.
Para ambas somos un canal…
Ambas son agua…
Surfear las olas, respirar, relajar el cuerpo, soltar los pensamientos, expandir, expandir, expandir… ¿Por qué a las contracciones no las llamamos expansiones?
Mònica Manso
Imagen de Marcia Toca tomada de: http://proyectointi.blogspot.com/2010/10/mineros-de-chile.html

Parir con placer

Madres, mujeres, hermanas, PODEMOS PARIR CON PLACER. no sólo lo dice Emilio Santos en esta entrevista publicada en Bebés y Más., también tenemos el documental Orgasmic Birth y el testimonio de muchas mujeres que han tenido la experiencia y que yo conozco.  Es muy importante que empecemos a transmitir a nuestras hijas e hijos que podemos parir con placer para cambiar el paradigma.  Que se vaya transmitiendo de generación en generación hasta que no quede un resquicio en la memoria generacional de lo que fue ‘parir con dolor’.
Os dejo con la entrevista:
Hoy compartimos con nuestros lectores la segunda parte de la entrevista al doctor Emilio Santos, psiquiatra y ginecólogo, especializado en la atención del parto natural y domiciliario, con el que ya hicimos una primera conversación que publicamos en el pasado febrero.
En esta ocasión hemos hablado con él sobre algunos aspectos que suscitan dudas a las mujeres, como son la posibilidad del parto orgásmico, el dolor en el parto, los nacimientos vaginales tras cesárea o en podálica y el parto natural para una mujer que padezca miomas en el útero.
Has escrito dos libros ya, ¿tienes intención de seguir publicando?
Yo quiero escribir dos libros más por lo menos, uno sobre lo que oculta el patriarcado y el machismo y otro sobre el parto normal en la especie humana.
¿Me explicas lo que es un parto orgásmico?
El parto se parece mucho a la relación sexual, desde el punto de vista hormonal, pues se presentan las mismas substancias, la oxitocina y las endorfinas, y también desde el punto de vista postural.
Cuando se presencian las imágenes de las posturas, gestos y gemidos de una mujer pariendo libre es inevitable pensar que en las mismas hay gran similitud con las posturas, gestos y actitudes y gemidos de una mujer sexualmente excitada.
Hasta tal punto es así que podría pensarse que el acto sexual en la mujer es una especie de ensayo para el parto.
Posiblemente el parto se encuadraría mejor desde el punto de vista biológico como un punto culminante en la vida sexual de la mujer. Claro, toda esta faceta queda anulada en un parto medicalizado.
Pero la mayoría de las personas te dirían que el parto duele y el acto sexual no.
Si, pero hace poco leí una estadística según la cual hace cien años el 60% de las mujeres sentían dolor durante el acto sexual, hoy damos por hecho que se debía a motivos culturales o de represión sexual ¿no podría estar ocurriendo lo mismo con el parto hoy?
Sabemos que han existido culturas en las que el parto no dolía; y por otro lado todos los que asistimos partos en casa somos testigos de que un porcentaje, es verdad bajo, de mujeres, sienten algo muy parecido al orgasmo durante las últimas fases del parto.
¿No deberíamos pensar que el diseño que la naturaleza tiene previsto para el proceso del parto sea bastante parecido al del acto sexual como lo parece mostrar la similaritud del cóctel hormonal que interviene en ambos procesos?
El dolor podría ser simplemente el resultado del contexto emocional y cultural en nuestra sociedad. Quien relató el “Génesis” de la Biblia describe que en un momento dado el parto no dolía y que algo que cambió hizo que empezara a doler.
Yo soy testigo de partos en los que el grado de dolor ha sido nulo. Sensaciones de mucho tipo y en global la experiencia siempre ha sido gozosa.
Además de usar una bañera, ¿hay otros modos de aliviar el dolor en un parto sin anestesia?
Lo importante en un parto no es eliminar el dolor, sino el sufrimiento. Pongo un ejemplo en el que ocurre algo equiparable. A un montañero, cuando un domingo de invierno está escalando las cumbres, el granizo le duele en la cara, el frío le duele en las manos y el rostro, los músculos y el corazón le duelen por el esfuerzo, pero el montañero llega a casa, se ducha, y está deseando que vuelva el próximo domingo para repetir su experiencia gozosa. Jamás se le ocurriría a un montañero como este tratar de buscar formas para dismiuir las sensaciones que experimenta. Algunas de las sensaciones son dolorosas, pero su experiencia global es gozosa.
parto natural en casa
En el parto pasa eso también, aunque duela, el parto natural siempre es una experiencia de gozo.
Hay un porcentaje de mamás que durante la experiencia del parto se han sentido sin fuerzas y han preferido continuar con epidural, algunas por dolor y más número por cansancio; pero, entre las que han terminado su parto en casa, no conozco a ninguna que me haya dicho: “para el próximo con epidural”. ¿Por qué?; porque el parto en su conjunto cuando es con respeto a la fisiología, es un experiencia de gozo. No solo para la madre, también lo es para el bebé.
¿Que recomendaciones darías a una mujer que quiere intentar un parto vaginal tras una o dos cesáreas?
Hasta hace una década se consideraba que tras cesárea, incluso tras solamente una, el parto siempre sería por cesárea. La evidencia científica demostró que intentar un parto vaginal no supone más riesgo. Cuando había dos cesáreas previas se seguía recomendando que el tercero fuera por cesárea. Pues bien, recientemente se ha publicado una evidencia científica que demuestra que tras dos cesáreas el riesgo es similar a una sola y que también se debe ofrecer a la mujer la opción si lo desea de un parto vaginal.
¿Qué riesgo hay entonces al hacer un parto vaginal tras cesárea?
El riesgo temido es la rotura de útero, que puede llevar a la muerte de un bebé y una gran hemorragia con necesidad de transfusión y cirugía urgente para la madre. Lo que muestra la evidencia científica de nuevo es que cuando el parto se atiende de manera no medicalizada, sin medicación, y en postura libre, este riesgo es casi inexistente.
¿Se puede asistir un parto vaginal si el bebé está de nalgas?
Es cierto que en el año 2000 se realizó un estudio multicéntrico (en muchos países del mundo de manera simultánea) comparando la opción de planificar un parto vaginal con planificar una cesárea en embarazadas con bebés en presentación de nalgas. Se conoce por el apellido de su investigadora principal: estudio de Hannah. Este estudio demostró hay una diferencia apreciable de riesgo y que, por tanto, es preferible la cesárea. La madre es quien, informada, debe tomar la decisión.
A mi juicio, una opción razonable se se opta por la cesárea es no programarla, sino esperar a realizarla cuando comiencen las contracciones de parto, respetando el momento elegido pro la fisiología del bebé.
¿Los datos serían diferentes si los partos en podálica no fueran medicalizados?
Ese es el quid de la cuestión. Lo que ocurre con el estudio de Hannah es que se realizó en centros hospitalarios de parto altamente medicalizado, en casi todos los casos con la mujer en horizontal, con monitorización continua, con oxitocina intravenosa y epidural; en muchos casos, incluso con inducción del parto. Por tanto la conclusión científica de este estudio es: “tras una cesárea, si el parto va a ser medicalizado, es mejor otra cesárea”.
Bajo mi punto de vista, haría falta un estudio científico similar pero que incluyera la posibilidad de un parto de nalgas en postura libre y sin medicalizar, con protocolo de realizar una cesárea ante la más mínima sospecha de complicación. Mi experiencia me hace intuir que este estudio resultaría favorable para la opción vaginal.
¿Has atendido partos vaginales con el bebé en podálica o nalgas?
Si. En mi experiencia, en estos partos la mujer tiende a elegir, por instinto, la postura a cuatro patas, en la cual se elimina la necesidad de que quien asiste el parto realice maniobras especiales. Mi experiencia personal y profesional es que los partos de nalgas en su mayoría son más rápidos e igual de seguros que los partos en presentación cefálica. Probablemente, y así lo difunde el científico Michel Odent, en un parto de nalgas es un buen criterio utilizar la cesárea en caso de que el proceso transcurra de una forma lenta o no fluida.
¿Puede asumir el embarazo una mujer con un mioma en el útero?
Depende del mioma, pero en general si. La mayoría de los miomas son subserosos, es decir, están situados en la capa más externa del músculo uterino y además suelen estar en la parte más alta del útero. Los miomas que pueden presentar una obstrucción al proceso del parto son aquellos situados en la parte inferior del útero. Por supuesto, durante el parto se puede detectar la necesidad de realizar una cesárea que, en este caso, no supondría una gran emergencia. Por tanto en una mujer con miomas uterinos se puede planificar igual que en cualquier mujer sin factores de riesgo un parto natural.
En cualquiera de los dos casos no se debe realizar ninguna actitud especial en el embarazo ni el parto de antemano, pero sí hay que saber que a menudo los miomas crecen durante el embarazo y, en este crecimiento, pueden llegar a resultar muy dolorosos. Además hay miomas que pueden representar un mayor riesgo de aborto: son aquellos llamado submucosos, situados en la parte interna de la cavidad uterina, o cercanos al cuello.
Esperamos que esta entrevista al doctor Emilio Santos os resulte tan esperanzadora y reveladora como para nosotros y os animo a esperar una próxima entrega, pues, debo confesaros que esta conversación me llevaba a nuevas preguntas y temas en los que profundizar de la mano de un hombre tan conocedor de lo que es el hecho de parir en la especie humana y dotado de tanta sensibilidad para explicarlo.
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Educar desde el útero materno

¿Te has planteado alguna vez que ya puedes educar a tu hijo desde el útero materno? Pues si, mediante la comunicación afectiva puedes sentar ya unas buenas bases de su futura personalidad.

Aquí te dejo con el video de la conferencia titulada ‘Educar desde el útero materno’ que di hace unos años en el congreso de los niños del tercer milenio, donde explico:

– Las investigaciones científicas que se han llevado a cabo sobre la etapa prenatal-

– La importancia de establecer una comunicación afectiva e íntima con el bebé que se gesta en nuestro interior para sentar las bases de su seguridad y su personalidad.

– Diferentes formas y recursos para establecer esta comunicación junto con tu pareja.

Acompañar y amar a nuestro hijo como si ya hubiera nacido. Conectar con él, transmitirle nuestro amor, explicarle lo que sucede y transmitirle que sus padres ya se ocupan de ello, le va a proporcionar seguridad y confianza tanto en sus padres como en la vida.

 Espero que te inspire y te sea útil.

Me encantará saber tu opinión en los comentarios del blog.
Mónica Manso

«La actitud paternalista hacia la mujer no debe caber en nuestra profesión»

Siempre es grato y esperanzador compartir el testimonio de ginecólogos, en este caso de Modesto Rey, que confían plenamente en nuestra naturaleza femenina para parir y que declaran abiertamente que el modelo hospitalario intervencionista actual debe hacerse a un lado para permitir que la mujer sea, por fin, protagonista de su parto.

18/11/2011  Diario de Burgos

Entrevista / Modesto Rey • Ginecólogo

 

 «La medicalización del parto hay que contemplarla solo en situaciones de riesgo»
Esta tarde se clausuran en el Hospital Militar las Jornadas Obstétricas de Actualización en la Atención al Parto, en las que han participado 205 profesionales y uno de cuyos organizadores ha sido el ginecólogo Modesto Rey, presidente, por otro lado, de la Sociedad Castellano-Leonesa de Contracepción. El objetivo de las sesiones ha sido discutir los cambios que se están incorporando a la forma de atender los partos.
¿Esta reunión pretendía poner un poco ‘en duda’, quizás, la Iniciativa del Parto Normal?
Nada más lejos de nuestra intención. Todo va en la misma línea, nuestras jornadas intentan potenciar todas las estrategias y recomendaciones nuevas sobre la atención al parto normal, tanto las que surgieron en la guía del Ministerio de Sanidad, y que hoy se han convertido en los protocolos de la Sociedad Española de Obstetricia y Ginecología, como la Iniciativa del Parto Normal que ha hecho la Federación de Matronas. Está todo dentro de la misma línea y es completamente complementario.
Pero en el folleto de presentación se hablaba de dudas…
Queremos limar las dudas y suspicacias que puede haber en torno a estas recomendaciones. No quitarlas sino avanzar en ellas.
¿Cuáles son las más importantes?
Hay varias. Hablamos de las prácticas asistenciales que hemos hecho toda la vida: no tener a una mujer de parto horas y horas metida en una cama u otras prácticas que se están desestimando como poner enemas o rasurar, ya prácticamente abandonadas. Pero hay cosas mucho más importantes: cómo acompañar a una mujer en el trabajo del parto por parte de las matronas, facilitar cualquier posición en el expulsivo… en definitiva, ir generando una nueva actitud en la atención al parto y esto, a quienes han estado acostumbrados a trabajar de otra forma, les genera dudas porque no es el hábito del que partimos.
¿Les asusta o les preocupa el empoderamiento de la mujer en el momento del parto?
Si me preguntas a mí te diré que me entusiasma. Y, en general, éste es el camino que los profesionales queremos recorrer pero tenemos que aprender a hacerlo. Hemos trabajado en una medicina absolutamente paternalista en la que las decisiones correspondían al facultativo, que era ‘el que sabía’ y ahora queremos pasar a un modelo autonomista donde la mujer tome sus propias decisiones con una información adecuada. Este cambio asistencial claro que nos llevará tiempo. ¿Asustarnos? En absoluto. Hay que cambiar muchas cosas, sobre todo muchos miedos interiores.
Habla de prácticas ya casi desterradas en el parto como el rasurado o el enema pero ¿qué hay de esa forma de tratar a la mujer como si fuera una niña diciéndole que se tiene que portar bien o que no tiene que gritar?
Eso forma parte del modelo paternalista de atención. Toda la vida se ha parido y tenemos que contemplar la instrumentalización y la medicalización del parto exclusivamente en aquellas circunstancias de riesgo y en las que dejar a la naturaleza sola, que no es perfecta, podría tener graves consecuencias. La actitud paternalista no debe caber en nuestra profesión: el respeto, la intimidad y el derecho de la mujer a tomar sus propias decisiones son la base del nuevo modelo asistencial.
¿Se incorporarán todas estas buenas prácticas al nuevo hospital?
Estamos en ello. Por lo que conozco -solo llevo siete meses trabajando aquí- vamos a tener unas instalaciones modélicas, las mejores de la comunidad autónoma y vamos a poder hacer todo esto: tendremos material, a las matronas entusiasmadas y a mucha gente en los paritorios con ganas de hacer estos cambios. 
Diario de Burgos: enlace

Mis acompañamientos: Un parto reparador de heridas pasadas

Testimonio de Lara
Mónica nos acompañó como doula en el nacimiento de mi hijo pequeño, hace ahora justo un año. No tenemos familia cerca, y era fundamental para nosotros contar con un pilar de confianza que nos sostuviese a todos ese día tan importante. Yo no podía parir  tranquila si pensaba que mi nena, de entonces 21 meses, lo podía estar pasando mal sin su papá y sin mí. Así que pensamos en Mónica, para que me acompañara primero a mí durante toda la dilatación en el hospital, y luego entrara el papá para ver nacer a su hijo. Así la nena estaría el menor tiempo posible sin sus dos únicos referentes hasta ese momento.
El acompañamiento de Mónica fue muy positivo para todos, nos transmitió mucha calma, fuerza y seguridad. Durante el parto, me ayudó a relajarme y a tener de nuevo confianza en mi fuerza y mi poder de parir, que había perdido en el parto de mi hija. A mi marido y mi hija, les transmitió la seguridad de que mamá estaba bien. Y por último, y creo que lo más importante de aquel día, nos ayudó a recibir a nuestro hijo Jan en un precioso y poderoso parto natural, muy respetado. Creo que acertamos pensando en una doula, y qué suerte que esa doula fuera Mónica, gracias por todo!!
Mi experiencia con Lara y su familia
Esta es una bella historia de nacimiento y reconciliación con el acto de parir…
Tuve la primera entrevista con Lara y Javier en su quinto mes de embarazo. Desde el primer momento los dos tenían muy claro por qué querían una doula: El primer parto de Lara en un hospital de Barcelona había resultado una experiencia muy frustrante: Ella deseaba parir de forma natural, se concienció para ello, dilató en casa hasta 8 centímetros, y cuando llegó al hospital todo se paró… el desenlace fue epidural, maniobra de kristeller, ventosas y una sensación de invasión en su cuerpo y tristeza en el alma que arrastró durante todo el postparto.  A su vez, esta experiencia les ayudó a hacerse preguntas y buscar respuestas que encontraron en el foro de Crianza Natural y todo ello les unió más como pareja y les dio una dimensión de la crianza que nunca antes se habían planteado: la crianza consciente y con apego.
Para su segundo hijo querían prepararse bien y contar con el apoyo, la confianza y el buen hacer de una doula no sólo durante el parto sino también durante el embarazo y el postparto. Además las familias de Lara y Javier viven fuera de Barcelona y los dos tenían muy claro que querían que su hija Cloe de 21 meses les acompañara en todo momento. Habían decidido volver al Hospital, pues no se sentían del todo confiados para tener un parto en casa  y querían que yo acompañara a Lara en toda la dilatación mientras Javier cuidaba de Cloe y si se daban las circunstancias favorables él entraría en el expulsivo mientras yo me hacía cargo de la pequeña. Y así me lo expresaron. Lo tenían tan claro que no tuve dudas de que así sería. Y así fue…
Hasta el final del embarazo me fui reuniendo periódicamente con la familia al completo y en el octavo mes Lara expresó su necesidad de vernos un día a solas, pues deseaba explicarme algunas cosas. Y así lo hicimos, nos reunimos ella y yo, de mujer a mujer y desde ahí y contando con el espacio y la contención tuvo el valor de explicarme con lágrimas en los ojos que había sido abusada de adolescente, que la situación invasiva que vivió en el hospital la llevó directamente a revivir la experiencia y que esta vez no podía volver a pasar por lo mismo.  Respiré profundamente y aún hoy respiro mientras lo escribo, y entendí la profundidad de su demanda y la importancia de mi función en todo el proceso. No intervine en la conversación, tan sólo escuché y estuve presente.  Ella sabía que podía contar conmigo. Nos seguimos viendo y en ningún momento volvimos a hablar del tema.
Y llegó el día. A las tres de la tarde recibí su llamada y me dirigí a su casa. Lara estaba tranquila, cuidando de Cloe y esperando a Javier. Me senté en el sofá con la conciencia de ponerme al servicio de, de Lara, de Cloe, de la familia, de la situación, de lo que aconteciera. Javier llegó al poco rato. Lara estaba de pie, iba de un lado a otro y de tanto en tanto me indicaba que estaba teniendo una contracción, como si no pasara nada, como si me estuviera hablando del tiempo. Cada mujer es única, pensé. Yo me sentía tranquila, confiada, tenía la certeza de que todo iba a ir bien. Y como mi máxima es ‘menos es más’, me limité a estar presente, observar, y esperar a que Lara decidiera cuál era el momento de ir al hospital. Y su decisión llegó pronto, con convencimiento. Lara y yo nos fuimos primero, Javier y Cloe vendrían después. A las cuatro estábamos en el hospital dilatadas de 7 centímetros. No podíamos parar de sonreir, nuestra alegría era bien visible.  7 centímetros!!  La comadrona que nos atendió era un amor, amable y tranquila.  Lara le expresó su deseo de parto natural y la vio tan serena que en seguida nos dejó a solas, casi se disculpó por ponerle la vía protocolaria. Y ahí Lara y yo a solas nos convertimos en un equipo. Conversamos sobre lo bien que nos estaba tratando todo el personal, y la suerte que habíamos tenido (o la sincronicidad de la vida nos fue favorable, confabuló a nuestro favor) y a partir de ahí las contracciones empezaron a desarrollarse con más intensidad. Lara buscaba las posturas favorables a la vez que hablaba y hablaba, ella manifestó su necesidad de hablar y me puse a su disposición para escucharla. Me recuerdo haciendo los mismos movimientos que ella, sentándome cuando se sentaba, poniendo de pie cuando lo hacía ella, estirando los brazos, agachándome, siempre a su ritmo, siempre bailando su danza, haciendo uso de esa herramienta terapéutica tan potente que es el rapport.
Las comadronas y enfermeras iban entrando y saliendo siempre con mucho respeto y dejándonos muchos espacios a solas.  Apenas interactué con ellas, siempre que entraban me hacía a un lado, discretamente, haciéndome casi invisible. Es para mí importante respetar su trabajo.
Y las horas iban pasando… las contracciones avanzaban en intensidad y no tanto en dilatación… y la cara y el cuerpo de Lara se iban transformando y su necesidad de hablar poco a poco fue derivando hacia espacios de silencio y concentración. Todo marchaba bien pero quizás nos habíamos hecho la expectativa, al llegar de 7 centímetros, de que pronto acabaría y no fue del todo así.  A las 8 de la tarde llegó a los 8 centímetros. La fase de transición fue dura, como casi todas las fases de transición.  Lara empezó a decir que no podía más, como sucede tantas veces en esta fase, la mujer parece que desfallece, que pierde su fuerza, que está a punto de abandonar, se confronta cara a cara con sus propios límites y es justo ahí donde un buen acompañamiento puede hacer que un parto sea un éxito o un fracaso. Y ahí, mirándola a los ojos, le dije lo fuerte y valiente que era, la gran mujer y madre que era, lo bien lo estaba haciendo y lo bien que iba a ir todo, le recordé que hablara con su hijo  a punto de nacer y que el final estaba ya muy muy cerca, que pronto vería su carita.  En una hora la dilatación era completa pero el bebé aún no había bajado del todo…
La fuerza de las contracciones se sentía en el ambiente. Lara decidió sacarse el camisón, desnudarse por completo y arrancarse las cintas de monitoraje, la leona entró en acción. Pero Jan no bajaba… en uno de los tactos el obstetra mencionó la posibilidad de que no estuviera en la posición correcta… Pude ver el miedo  en la cara de Lara, la posibilidad de que todo acabara como su primer parto cruzó por su mente.   Lara me miró y yo le susurré con los labios, la mirada y el alma que no se preocupara que todo saldría bien. Y se lo transmití con una certeza total y absoluta.
Después del tacto nos confirmaron que todo iba bien, tan sólo había que seguir, adelante, fluyendo con el ritmo.  Entraron dos comadronas nuevas, una de ellas, era una mujer robusta, morena de piel, su cara me recordó a una aborigen australiana, ¿de dónde había salido aquella mujer? Una vez más la sincronicidad de la vida nos la ofreció (¿o hubo un cambio de turno?). La partera cogió a Lara por la cintura y le dijo ‘apóyate en mí’.  Lara, de pie, completamente desnuda, se apoyó en sus hombros con todo su cuerpo mientras la partera le ofrecía palabras de apoyo y fuerza.
Aquella mujer tenía una fortaleza antigua, tenía la fortaleza de generaciones y generaciones de parteras…  era imposible que Jan no bajara.  Yo estaba en un lado, invisible, absorta, mirando la danza de la Vida abriéndose paso ante mis ojos, y de repente recordé ‘Javier’! Sin dudarlo. le dije a la comadrona que salía fuera para que entrara su marido,  y allí estaban Javier y Cloe.  Él entró sin perder un segundo y me quedé con Cloe. Javier me contó después que el espectáculo cuando llegó fue increíble, que la cabeza de Jan ya estaba coronando y a la siguiente contracción nació. Él lo había pasado muy mal en el primer parto de su hija, se sintió como ligado de pies y manos, sin poder hacer nada, viendo a su mujer sufrir… vivir hoy el parto de esta manera, confiando en Lara, en mí y entrando justo al final, pudiendo haber cuidado de Cloe, le había reconciliado con el acto de parir y con el flujo de la vida.
Cloe se quedó conmigo, tranquila, y esperamos juntas a que Javier saliera. Lo hizo alrededor de las 11 de la noche.
Jan había nacido de manera natural, Lara dio a luz con determinación, Javier se sintió útil y yo satisfecha del servicio prestado a toda una familia y de formar parte de un parto humano, consciente y ante todo reparador de heridas pasadas.
Mónica Manso

 

Nota: Este relato está publicado con el consentimiento de las personas que aparecen en él. Sus nombres han sido cambiados para mantener el anonimato. Desde aquí mis más sinceras gracias por escogerme como doula.

Mis acompañamientos

Hoy abro una nueva sección en el blog que he titulado ‘Mis acompañamientos’ donde reflejaré los testimonios que generosamente me ofrecen las mujeres, hombres y familias que acompaño, junto con el testimonio de mi experiencia con ellos.
Será una nueva experiencia para mi, poner en palabras la esencia de lo acontecido, de lo ofrecido y lo recibido tanto en las sesiones de terapia, como en los doulajes, talleres, sesiones de preparación al parto con PNL…  Y siento que puede ser intersante no solo para mi y mis consultantes (le tomo el término a Laura Gutman) sino también para los que os acercais al blog ya sea para curiosear o conocer mi trabajo.
Por supuesto que lo publicado será totalmente anómino y de total conformidad con ellos.
Deseo que os llegue de corazón.
Mònica Manso
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Entrevista para la revista Spiral num 43

Comparto la entrevista que me hicieron para la revista Espiral  donde hablo de mi trabajo tanto como doula, terapeuta y preparadora al parto con PNL.
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EL VINCULO PRIMARIO

¿Qué es lo que más pueden desear la madre y el recién nacido después de nueve meses de espera? Después de imaginar una y mil veces sus manos, sus pies, su cara, su cuerpo… Seguir juntos, unidos, fundidos, latiendo al unísono. El bebé ha habitado un cuerpo durante mucho tiempo y desea y necesita seguir haciéndolo, tanto biológica como emocionalmente.
Las parejas que han experimentado este momento único no pueden describir con palabras la emoción de felicidad y plenitud que les embarga. Por el contrario muchas parejas que han sido separadas de sus hijos al nacer y han estado un tiempo, ya sean minutos, horas o días en el caso de los prematuros, sin tocarse, olerse, verse, fundirse, tienen muchas palabras para describir su situación: angustia, dolor, miedo, culpabilidad..Nuestra labor desde Maternidad Consciente es ofrecer acompañamiento y soporte terapéutico a la maternidad y paternidad y es aquí donde nos hemos encontrado con madres y padres que por diversos motivos han sufrido la separación del vínculo primario y han acudido a nosotros para hablar, exteriorizar y sanar el dolor y la culpa que la experiencia les ha producido.

Las consecuencias físicas y emocionales de la separación no sólo afectan al bebé, como ampliamente se ha documentado e investigado sino también a los padres. Está tan socialmente aceptado, es tan ‘normal’, que cuando un niño nace ha de ser pesado, medido, testado, lavado y vestido antes de estar con su familia, que ya casi nadie lo cuestiona… aunque ello no quiera decir que la madre no sienta o sufra la separación, simplemente no lo expresa. Desde MC animamos a las madres y padres a poner conciencia en esta experiencia de separación, a sentirla y a contarla… Quizás si todas las madres hablan de ello pueda ocurrir el cambio: que la madre y el bebé permanezcan juntos al nacer, y que nada ni nadie los separe, que puedan disfrutar de ese momento único e irrepetible que la naturaleza nos ha otorgado.

Mónica Manso