Carta a mi hija G. K. o cómo elaborar el duelo por un hijo no nacido
Hoy os traigo una carta sanadora y liberadora de heridas. Escrita por K., una mamá a quien he acompañado en su segundo embarazo y en diferentes épocas a transitar por las luces y las sombras de la maternidad y muy recientemente a sanar y cerrar el duelo por su hija no nacida: Gianna Kate, que perdió en su semana 37 de embarazo. Esta es la carta que ha escrito hace muy pocos días y que ha querido que publiquemos hoy en el blog. Porque los duelos por los hijos no nacidos, merecen ser visibilizados, contados y traídos a la luz de la familia y de la sociedad. Os dejo con ella:
Querida hija G.
Aún me acuerdo el día que llegaste en nuestras vidas.
Papá y yo estábamos en la cama esperando el resultado del test de embarazo que hice. Los dos estábamos impacientes por ver el resultado. Pasados los minutos de espera, por fin vimos el resultado: Embarazada 3+. Compramos el mejor test de embarazo. Queríamos que fuera el más eficiente, el más preciso. Estaba embarazada de más de 3 semanas. Papá y yo nos pusimos a llorar de emoción. Estábamos muy contentos de que hubieras llegado en nuestras vidas. A partir de ese día empecé a cuidarme un montón. También empezaron las visitas a los médicos, las ecografías, los análisis, los controles, etc.
Todo iba viento en popa. Ya estaba en la semana 37. Quedaban 3 semanas para verte. Teníamos toda la ropa preparada, la cuna montada, la bolsa del hospital preparada, la habitación casi lista. Teníamos un montón de cosas para ti, para que nada te faltara.
La mañana del 30/06/2013 me desperté pronto, sobre las 7h. de la mañana. No te noté, no noté ningún movimiento. No quise preocuparme. No quería pesar que pasaba algo. Así que se lo comenté a Papá y me dijo que tal vez estarías durmiendo.
Volví a dormirme y al despertarme a las 12h. no te noté. Fuimos directamente a Urgencias, al Hospital del Pilar. La comadrona que me atendió me puso directamente el líquido transparente y las correas. La noté que también estaba un poco nerviosa. No paraba de mover el disco para encontrarte el latido del corazón. Luego me llevó a otra habitación. La comadrona estaba más cariñosa de lo normal y eso no me gustaba. No quería pensar que algo pasaba. Me hicieron la ecografía. El doctor que me atendió nos dijo que no estabas. Que tu corazón no latía. Ví la cara de Papá y empezó a llorar diciendo: “Noooo, pero si faltaba 3 semanas”. La cara de Papá lo decía todo. Yo me quedé en Shock. En ese momento no me salió ni una lagrima. No podía asimilar todo lo que estaba sucediendo. Ahora tocaba estar tranquila para la operación. Para sacar tu cuerpo dentro de mí.
Me llevaron en una habitación para proceder a la dilatación y después al parto. Mientras estábamos en la habitación en el proceso de dilatación, Papá me dijo: Guardaremos el nombre de Gianna Kate. Yo empecé a asimilarlo todo y empecé a llorar de vez en cuando. Horas más tarde, llego el momento del parto. Todo salió bien (en relación al parto). La comadrona se acercó a nosotros y nos mostró tu carita, tu cuerpecito. Estabas perfecta hija mía.
Poco a poco fuimos llevando el duelo de la mejor manera posible.
Lo más duro fue salir del hospital sin llevarte en mis brazos hija mía. Me asomaba en la ventana del hospital y veía los carritos de bebé o las mamás que salían con su bebé en brazos y me preguntaba una y mil veces: Qué es lo que he hecho mal? Porque ellas sí y yo no?
La vida seguía. Nosotros, Papá y yo, teníamos que seguir adelante sin ti. Fue duro aceptar. Aceptar tu ausencia, aceptar lo que había sucedido, aceptar que no estarías nunca más con nosotros.
Meses más tarde volví a quedarme embarazada.
Empezaba el año 2014, yo quería empezar el año con mucha positividad. Quería cerrar una etapa y empezar otra. Pero poco a poco, sin darme cuenta, fui apartándote de mí, de mis pensamientos, de mis recuerdos.
Gracias a Mónica Manso, compañera y amiga de la maternidad, por acompañarme a sanar el duelo de mi hija, te he vuelto a recordar hija mía Gianna Kate. Ya no recuerdo la última vez que estabas en mis pensamientos.
Hija mía, G.K.
Perdóname por no haber ido antes al Hospital,
perdóname por querer pensar que no pasaba nada,
perdóname si he hecho algo mal,
perdóname si no te he cuidado bien,
perdóname si no he llorado lo suficiente,
perdóname si no he expresado suficiente mi tristeza y mi dolor,
perdóname si he querido levantarme lo antes posible y cerrar esta etapa,
perdóname si te he querido apartar de mi,
perdóname si te he olvidado durante estos últimos meses y años.
perdóname hija mía.
Que sepas que yo, Mamá, te quiero mucho.
Aunque físicamente no estés conmigo, con nosotros, siempre estás en mi corazón hija mía.
Hoy, día 30/06/2017, a través de esta carta, quiero honrarte, quiero reconocer que eres mi hija. Que aunque seamos tres físicamente, realmente somos cuatro en esta família.
Escribiendo esta carta para ti he llorado todo lo que no lloré en su debido momento.
Te envío mucha luz allí donde estés hija mía. Te quiero mucho Gianna Kate. Siempre estás en mi corazón, no lo olvides.
Mamá
K.L.G,
Carta valiente y hermosa
Si que los es. Muchas gracias por tu comentario.